Negra paloma, el Espíritu Santo
te acogió aquella noche en su portal.
Blancas heridas, oscuro final.
El frío de Noviembre heló tu canto.
Lloramos tus problemas y entretanto
descontabas tristezas del total.
Acorralado por el temporal
no escampaba a la luz del desencanto.
Volviste a ser un niño y a perderte.
Volvimos a perderte, sin remedio.
Caíste en paz definitivamente.
Sólo queda tu amiga mala suerte
de compañera en este largo asedio.
Sólo cantar la pena que se siente.